El dicho 'Hay que guardar pan para Mayo' nunca fue tan cierto. Queremos aprovechar esta irónica coincidencia del destino para contarles un poco de cómo guardamos nuestro pan y evitamos desperdiciarlo.
El pan de masa madre, cuando es 100% leudado con masa madre, tiene muy buenas propiedades físicas y calidad de miga. Esto le permite ser congelado y descongelado sin afectar notablemente la estructura de miga, sabor, aroma, y textura en general.
Si es que quieres asegurarte en casa con varias hogazas, y evitar que se malogren antes de que se termine, aconsejamos lo siguiente:
Rebanar el pan lo más pronto posible y guardarlo en una bolsa tipo Ziploc. Si no tienes de estas bolsas, cualquier contenedor hermético te servirá. La idea es que el pan no pierda humedad durante su congelación. Es ideal rotular la fecha de tus alimentos en el refrigerador por si las dudas.
Una vez bien empacado y congelado, el pan puede conservarse por muchas semanas. Lo único que debes hacer es tostarlo para que recupere su frescura y sabor. Esta es la técnica de muchos cafés y panaderías, así que lo más probable es que ya hayas probado una tostada o sándwich de pan congelado, y se notó tan fresco como recién hecho.
El pan de masa madre posee ácidos orgánicos producto de la fermentación láctica y acética de los millones de microorganismos que habitan en la masa fresca. Estos ácidos actúan como conservantes naturales, que prolongan la vida de anaquel del pan hasta por una semana a temperatura ambiente. De todas maneras, si deseas que tu pan se conserve fresco y evitar el riesgo de que se honguee, sigue los consejos descritos aquí y te irá muy bien.